Una sola cosa pido al Señor y es lo único que persigo:
habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del Señor y buscar orientación en su Templo.
– Salmo 27:4
Este fue el versículo que comenzó todo.
Somos Susana y Samuel, un jóven matrimonio al cuál Jesús nos enamoró. Nuestras historias comienzan mucho antes de que nuestras vidas se cruzasen.
Mi esposa nació en Colombia, se crió allí junto con sus padres y hermano, y fue aquí dónde empezó a saber de Dios. Sus padres se bautizaron cuando ella tenía 6 meses, así que prácticamente se crió en una familia cristiana. Cuando tenía 13 años vinieron a vivir a Mallorca, España, dónde actualmente seguimos residiendo. Durante todos estos años ella
realmente no conocía a Jesús personalmente. Sabía de Él, pero no lo había experimentado, vivía en un bucle de depresión y tristeza muy profunda. No fue hasta la llegada del Covid, encerrada en su casa, cuando tomó la decisión de que había algo más. Ella al ver mi relación con Jesús, comenzó a anhelar lo mismo, a buscarle y a experimentarle. Para ella el año de la cuarentena fue el mejor año de su vida, porque realmente conoció a Jesús y rompió con la religiosidad con la que vivía.
Por mi parte, nací en Madrid, y me crié en un pueblecito a unos 30 kilómetros de la gran ciudad. Hijo de pastor, siempre estuve involucrado en la iglesia, aunque realmente no conocía a Dios. Tras un periodo de fracaso empresarial, depresión y una enfermedad en el núcleo familiar, mi vida no tenía sentido, así que le dije a Dios: O eres el mismo Dios de la Biblia, y el mismo Jesús que caminó sobre la tierra, o por el contrario, abandono este camino de religión sin experiencia real de que existes. En el año 2018 me encontré con Jesús y el Espíritu Santo en la habitación de casa de mis padres y a partir de ese día en que me dijo, soy el mismo, no he parado de buscarle.
A finales de 2018 me mudé a vivir a Mallorca buscando una nueva vida. Aquí es donde nuestras vidas se juntaron. Empezamos con una amistad, que se desarrolló en un discipulado. Y aunque yo no tenía sentimientos hacia Susana durante los primeros años, al final Dios cambió mi corazón. En Junio del 2024 nos casamos y comenzamos a buscar al Señor como familia y encontrar nuestro propósito en Su vida.